Tuesday, February 10, 2009

La globalización y yo


Esta semana el nombre de Bolivia sonó por estos lados más de los normal (lo normal es casi nunca), primero por la noticia de que los bolivianos seremos los sauditas del mañana o sea archisupermega ricos, gracias al litio. Mi suegro cortó el artículo del periódico y tuve que dar una mini charla sobre este recurso natural a mi familia, no quedaron muy convencidos con mis conocimientos pero se pusieron felices con la idea de que casaron a su hijo con una potencial millonaria.
Y segundo por la presentación en Seattle del libro "Dignity and defiance" Stories from Bolivia's challenge to globalization producido por el Democracy Center, una lectura super interesante que me transportó en el tiempo a la Guerra del agua y Octubre negro (la guerra me agarró trabajando en la Plaza 14 de Septiembre, y gracias a la cantidad de gas lacrimógeno que nos echaron durante una semana entera, puedo decir que tengo una resistencia asombrosa a todo tipo de gases), seriamente, estos dos momentos en la historia lograron el milagro de unirnos a todos en contra de la injusticia. Si esa enorme fuerza hubiera sido bien canalizada y nos hubieramos visto a las caras todos como iguales que buscan los mismo objetivos en la vida, como personas que nos tocó en suerte compartir el mismo territorio, sin clases, razas, ni ninguna otra construcción mental que nos separan, este sería otro bolero.
También se habló de la globalización, a la sola mención volví en el tiempo (otra vez) y me vi a mi misma la primera vez que fui a Nueva York, andaba en mi época seudo-socialista/feminista/anti-globalización y fanática de Los Rodriguez (nada que ver con el tema, pero acabo de recordar que en esa época me encantaban) asi que no quería entrar ni a bala al Starbucks por que para mi era el ejemplo de la empresa global que no paga nada a los productores y que gana cantidades obscenas de dinero para los accionistas gracias a los pobreza de media humanidad. La vida ha dado cuarenta vueltas, giros, torniquetes y clavados, y ahora vivo en la ciudad que es más conocida por ser la sede de Starbucks, Boeing y Microsoft (humildes negocios familiares) y cuando me entero que andan mal se me paran los pelos.
Y hablando de globalización, aqui estoy vestida con jeans hechos en Rumania, una chompa argentina comprada en una tienda de segunda mano gringa, cinturón de cuero hecho en la China, ropa interior de la India, tomando yerbamate, esperando al esposo (que tiene antepasados ucranianos, lituanos, suecos e ingleses) que se fue a tocar salsa con un trio que tiene pianista mexicano y cantante costarricense...mmm...suena no más a que me rendí en esta batalla. (En la foto otra que se rindió, mi viejita disfrutando un latte)